En el mundo actual, Redención se ha convertido en un tema de interés relevante en diferentes áreas. Desde la ciencia hasta la cultura, Redención ha impactado de manera significativa en la sociedad, generando debates, investigaciones y reflexiones profundas. Con un alcance global, Redención ha capturado la atención de expertos y público en general, convirtiéndose en un punto crucial de discusión y análisis en el ámbito académico, social, político y económico. En este artículo, exploraremos diversas perspectivas sobre Redención, abordando su significado, implicaciones y consecuencias en distintos contextos.
Redención (del prefijo re, ‘de nuevo’, y émere, ‘comprar’) literalmente significa ‘comprar de nuevo’. Se aplica al pago para obtener la libertad de un esclavo o cautivo, o bien, para volver a adquirir o recomprar algo que se había vendido, empeñado o hipotecado.
En sentido figurado, la redención también es la liberación, mediante una acción, de un vejamen, dolor, penuria u otra adversidad. Se aplica particularmente a conceptos espirituales y religiosos, esenciales en el cristianismo. El redentor es quien redime.
La redención constituye uno de los dogmas centrales del cristianismo, que reconoce a Jesucristo como «el Redentor» por antonomasia, pues murió en la cruz para salvar a la humanidad de la muerte y abrirle las puertas del Reino de los Cielos, en un sacrificio por amor a la humanidad.
En el prefacio pascual católico se afirma que Cristo «con su muerte venció al pecado y con su resurrección venció a la muerte», y en el Catecismo de la Iglesia católica se señala que: «La muerte de Cristo es a la vez el sacrificio pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres».
Entonces Jesús, llamándolos, dijo: «Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos».Mateo 20:25-28 (Reina-Valera 1960).
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: «Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que será derramada para remisión de los pecados».